La
tecnología modela inevitablemente nuestro mundo y afecta de manera creciente
nuestro modo de vida. La
función técnica de la publicidad al exponer al publico un nuevo artefacto en la
sociedad es la descripción de las propiedades del producto, para que los
interesados puedan conocer cuan bien satisfará sus necesidades prácticas y si su
costo está o no a su alcance. Esta función práctica se pone claramente de
manifiesto sólo en la publicidad de productos innovadores cuyas características
es imprescindible dar a conocer para poder venderlos. Sin embargo, usualmente no
se informa al usuario de la duración estimada de los artefactos o el tiempo de
mantenimiento y los costos secundarios del uso de los servicios, factores
cruciales para una elección racional entre alternativas similares. No cumplen su
función técnica,
en particular, las publicidades de sustancias que proporcionan alguna forma de
placer, como los cigarrillos y el vino cuyo
consumo prolongado o excesivo acarrea riesgos variados. En varios países, como
EE.UU y Uruguay, el alto costo que causan en tecnologías medicas hizo
que se obligara a advertir en sus envases los riesgos que acarrea el consumo del
producto. Sin embargo, aunque lleven la advertencia en letra chica, estos
productos nunca mencionan su función técnica de cambiar la percepción de la
realidad, centrando sus mensajes en asociar el consumo sólo con el placer, el
éxito y el prestigio.
EJEMPLO:
iPad: